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Es para preguntarse como los descendientes del tan vapuleado pretendido padre de Gardel, Coronel Escayola no han salido por Interne a desmentir, defender o justificar a su muy poco calificado antecesor, según la historia que cuentan desde la República Oriental del Uruguay y sus adyacencias.
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Hagamos notar que en sus historias esos investigadores rioplatenses lo tildan de pedófilo, dueño y señor de madre e hijas y Amo absoluto de una comarca.
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Sin embargo esas personas que hoy lo heredan como antecesor, no aparecen. Cosa muy extraña.
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Parecería que no quieren ser cómplice de sus procederes, más allá que algún que otro descarriado que no lleva su apellido, lo incluya en sus desvaríos.
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De quienes portan el apellido Escayola, no he leído una sola palabra que los involucre.
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¿Porqué será?
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sábado, 13 de febrero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
UNA BAJEZA QUE SE AVALANZA SOBRE GARDEL
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No es admisible decir ahora que Indymedia no es una página confiable, después de haber permitido que la calumnia baja y soez, tal cual la práctica de González Paysée, se floreara durante más de un lustro.
Cuando se hizo pública la ofensa, llegaron los arrepentimientos, con lágrimas de cocodrilo, de la “pretendida académica lunfarda”, también conocida como Martina Iñiguez o Martina Iñiguez de Monreal.
La ofensa infligida a la madre de Gardel. doña Berta, no tiene perdón y algún día ésa persona tendrá que rendir cuenta de su proceder, ante la justicia de los hombres o divina.
La susodicha pretende escudarse en que los dichos que publica Indymedia pueden ser vertidos por cualquiera que no sea ella, pero omite la realidad de que frente a esa discrecionalidad, está el deber del involucrado de defender su verdad y salvar su honor, cosa que la señora Monreal no hizo en su momento, no obstante saber que esa publicación en Indymedia, era ya bien conocida por todos quienes peleaban en los foros.
Ella calló entonces y hoy, descubierta y condenada, intenta zafar de su oprobioso comportamiento inicial.
Otra muestra más del embuste que reina en los relatos de Martina Iñiguez.
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No es admisible decir ahora que Indymedia no es una página confiable, después de haber permitido que la calumnia baja y soez, tal cual la práctica de González Paysée, se floreara durante más de un lustro.
Cuando se hizo pública la ofensa, llegaron los arrepentimientos, con lágrimas de cocodrilo, de la “pretendida académica lunfarda”, también conocida como Martina Iñiguez o Martina Iñiguez de Monreal.
La ofensa infligida a la madre de Gardel. doña Berta, no tiene perdón y algún día ésa persona tendrá que rendir cuenta de su proceder, ante la justicia de los hombres o divina.
La susodicha pretende escudarse en que los dichos que publica Indymedia pueden ser vertidos por cualquiera que no sea ella, pero omite la realidad de que frente a esa discrecionalidad, está el deber del involucrado de defender su verdad y salvar su honor, cosa que la señora Monreal no hizo en su momento, no obstante saber que esa publicación en Indymedia, era ya bien conocida por todos quienes peleaban en los foros.
Ella calló entonces y hoy, descubierta y condenada, intenta zafar de su oprobioso comportamiento inicial.
Otra muestra más del embuste que reina en los relatos de Martina Iñiguez.
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